Por Luis Fernando Meneses / ¿Alguna vez te has podido resistir a enterarte de un chisme? Si la respuesta es que no, esperamos que no te sientas culpable, ya que incluso hay estudios que demuestran que es algo simplemente irresistible, aunque socialmente el chisme tiene una mala reputación (en muchas ocasiones justificada); sin embargo, pese a ello no podemos negar que es algo casi inherente a la vida en sociedad y que es probable que exista desde que el hombre es un ser social.
Aunque podemos mencionar muchas cosas negativas en torno al chisme, lo cierto es que también hay muchas cosas positivas asociadas a él. Tal como lo explica la Dra. Herminia Pasantes, investigadora emérita del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, en un video publicado en el canal de YouTube UNAM Global, el chisme moldea el cerebro y también a la evolución social.
En lo que concierne al CDIJUM, el chisme puede considerarse un vehículo para preservar historias, debido a su naturaleza informal y la sencillez para transmitirse. Por ello, aunque parezca extraño, en muchos archivos privados existe la posibilidad de que se resguarden chismes y el CDIJUM es uno de ellos. Específicamente hablamos sobre chismes de hace más de 60 años que encontramos en una revista, pero vamos por partes.
Hatikva, la revista que reservó un sitio para el chisme
Hatikva o La Esperanza es una revista informativa de la Juventud de la Comunidad Monte Sinaí que fue publicada por primera vez el 1 de septiembre de 1957. En este medio de publicación mensual se encontraba información cultural referente a escritores nacionales y extranjeros, divulgación histórica respecto a ciertos acontecimientos referentes a la historia del pueblo judío, de la historia nacional y de otras partes del mundo y por supuesto información referente a eventos y actividades de la juventud de este sector comunitario que habían sucedido en días previos o tendrían lugar en el futuro próximo.

Sin embargo, en el segundo número de Hatikva se agregó una sección que irrumpió en la publicación, marcando un precedente. Se trató de una sección titulada como “Telechismeando”,en la que, como su nombre lo indica, se informaba a manera de chisme sobre alguno de los eventos durante el mes en el que se realizaba la redacción del número en turno.
De los ejemplares que resguardamos de Hatikva, únicamente pudimos ubicar esta sección en ocho de ellos, ya que no se publicó en la primera edición como ya mencionamos, así como en la última que fue una edición especial que celebraba el primer aniversario de la revista.
¡El chisme inaugural!
En la primera aparición del apartado de chismes, cuyo autor era ‘Telechismoso’, se habló de un supuesto desfile de modas masculinas, que de acuerdo a las fechas que se menciona al inicio del texto probablemente correspondió con algunas actividades comunitarias de celebración de Rosh Hashaná de aquel año. En dicho número se habló respecto a cómo iban vestidos algunos jóvenes (la mayoría en tono de burla) y también se mencionan algunos aspectos del evento.
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Con algunas frases como “orgullosísimo llegó al desfile, luciendo su hermoso ‘Pico de Oro’, perdón, su traje de oro…” o “elegantísimo llegó luciendo su saquito SPORT, estilo invisible de Lovable…”, el texto mencionó a varios de los jóvenes que se dieron cita y cerraba prometiendo el regreso de la sección de la siguiente manera: “Ahora solo me resta decirles que, si para el otro número nadie me ha dado ‘matarili’, se cuiden mucho porque los voy a chotear”.


¡Y así sucedió! El chisme continuó
En la publicación de noviembre llegó un nuevo espacio para Hatikva y con él nuevas entregas de chisme que se suscitaron en un Thé Danzante en el que además de los chismes y críticas de algunos de los asistentes, el autor (o autores) incorporaron algunos sobrenombres de las personas a las que dedicaron sus renglones, entre los cuales estaban ‘El Espárrago’, ‘El Sonrisal’ o el ‘Cachito’. Sin duda alguna pudo haber alguien que se sintiera ofendido por dichos apodos, sin embargo, es casi imposible no pensar que los descendientes de las personas a quienes llamaron así sientan curiosidad por las razones de los sobrenombres, lo cual puede despertar su curiosidad por conocer así algunas anécdotas, historias o características de sus padres, abuelos o bisabuelos, por las que los llamaban así.


En cada nueva entrega de esta sección se pueden leer más críticas, nuevos sobrenombres y nuevas burlas e incluso información de la que difícilmente se podía constatar su veracidad; sin embargo también se detallaban varios aspectos de los eventos que cubría el ‘Telechismoso’ (de quien nunca se supo la identidad e incluso si se trataba de más de una persona). Asimismo, es importante hacer notar que algunos datos o aspectos informados aquí, difícilmente se mencionaban en las notas formales dentro de la misma publicación, y que ofrecían más detalles de los eventos y actividades a los que asistía la juventud de la comunidad.

Aunque no es posible asegurar una razón, la sección del chisme sufrió modificaciones sustanciales en la publicación de junio de 1958, en comparación a las entregas anteriores. Una hipótesis sugiere que atrajo la atención de las y los lectores. Estos cambios consistieron en un formato de presentación diferente al incrementarse el número de actividades comunitarias de las que se informaban, ya que dejó de limitarse a un solo evento por mes para abarcar a más personajes y por supuesto más chismes.
Además, en esta edición se intentó desvanecer los posibles rumores sobre quién o quiénes eran los autores de la sección (entre ellos algunas de los jóvenes más reconocidos del sector comunitario y que eran parte del equipo fundador y productor de Hatikva). Otro detalle nuevo fue una disculpa ofrecida a todas las personas que pudieron sentirse ofendidas hasta ese momento por aparecer en los renglones del “Telechismeando”. De hecho, esta fue la última edición en la que se llamó de esta forma a la sección.


El chisme no se crea ni se destruye, ¿solo se transforma?
La última vez que ubicamos la sección del chismes en la revista Hatikva, al menos en los números que se resguardan en nuestra hemeroteca, fue la de julio de 1958. Sin embargo, esta se tituló como “Teleadivinando”, debido a un cambio de formato más: para esta edición ya no se mencionó el nombre de nadie y se invitaba a las y los lectores a adivinar de quién se trataba a través de adivinanzas como: “Es grandote, tiene bigote, le gustan las despedidas y los mariachis, tiene un corazón de oro, jala parejo y es casadero. ¿Quién es?”

Un breve análisis de los números que disponemos en los que se encuentra esta sección nos permiten pensar, por una parte, que sin duda la información que recibimos entre líneas de los eventos cubiertos por el ‘Telechismoso’ difícilmente pudiera haberse preservado por escrito de otra forma, por lo que es importante destacar que el chisme cumple, en este caso, una función informativa e histórica.
La hipótesis de que muchas personas pudieron ofenderse de aparecer en esta sección parece acrecentarse conforme avanzan los números y la sección va cambiando. Sin embargo, no es posible descartar que para otros pudo reafirmarse un sentido de pertenencia dentro del grupo y de la comunidad al ser mencionado. Tampoco puede negarse de forma categórica el hecho de que alguien se sintiera distinguido entre los miembros de la comunidad de aquella época. Finalmente, existe la posibilidad de que las personas mencionadas lo compartan a manera de anécdota con sus hijos, nietos o bisnietos y que el recordar esto vengan a la mente otros recuerdos de la época que compartan con su familia, reforzando así la memoria histórica, personal y comunitariamente.
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En todo caso, en la Casa de la Memoria Judía seguiremos resguardando los números de Hatikva y por consecuencia los chismes que nos heredó ‘Telechismoso’. La historia no solo se encuentra en los documentos oficiales, sino en esa parte de la información que encontró como vehículo el chisme y que se hizo espacio para poder perdurar a través del tiempo, gracias a lo que hoy contamos con narrativas que difícilmente pudieran preservarse de otra manera.
Referencia.
- Sin autor, (28 de febrero de 2022), El trasfondo antropológico del chisme, Fundación UNAM, consultado el 08 de julio de 2025, recuperado de: https://www.fundacionunam.org.mx/unam-al-dia/el-trasfondo-antropologico-del-chisme/.
- Olguín M (12 de marzo de 2025), ¿Por qué no podemos resistirnos a un chisme? La ciencia te lo explica, UNAM Global, consultado el 08 de julio de 2025, recuperado de: https://unamglobal.unam.mx/global_revista/como-el-chisme-moldea-el-cerebro-y-la-evolucion-social/.
- Telechismoso (1957). Hatikva. Año 1, Número 2. Pp. 8,12. Hemeroteca del CDIJUM.
- Telechismoso (1957). Hatikva. Año 1, número 3. PP. 8-9. Hemeroteca del CDIJUM.
- Telechismoso (1957). Hatikva. Año 1, número 4. P. 10. Hemeroteca del CDIJUM.
- Telechismoso (1958). Hatikva. Año 1, número 5. P. 22. Hemeroteca del CDIJUM.
- Telechismoso (1958). Hatikva. Año 1, número 6. P. 11. Hemeroteca del CDIJUM.
- Sin autor (1958). Hatikva. Año 1, número 8. P. 23. Hemeroteca del CDIJUM.
- Telechismoso (1958). Hatikva. Año 1, número 9. PP. 22, 26. Hemeroteca del CDIJUM.
- Sin autor (1958). Hatikva. Año 1, número 10. P. 25. Hemeroteca del CDIJUM.
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