Por José Carlos Guerrero García
Por si te la perdiste, te dejamos la primera parte de la guía para cuidar tu biblioteca en casa
Probablemente, si estás leyendo esto, seas una persona a la que le gusta adquirir libros, ya sea para leerlos o quizá por el gusto de coleccionarlos, por lo que también es probable que te guste cuidar de ellos y procurar conservarlos lo mejor posible.
Sin embargo, muchos de nosotros desconocemos cuáles son las medidas idóneas para preservar y proteger nuestras bibliotecas y colecciones particulares, lo que puede provocar el deterioro de nuestros libros. Por ello, el bibliotecario del CDIJUM, Carlos Guerrero, compartió con nosotros una serie de consejos que pueden ayudarnos a que nuestros ejemplares se mantengan en buen estado.
En esta segunda entrega te contaremos sobre los factores de riesgo endógenos o internos que ponen en riesgo el estado de nuestros libros y también te daremos algunas recomendaciones que puedes tomar en cuenta si detectas alguno de estos factores.
¿Qué son los factores endógenos o internos?
Son factores inherentes a la manufactura y composición del libro, como el tipo de papel, la tinta utilizada, la encuadernación y otros.
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Entre los factores internos que hacen daño a los libros podemos mencionar:
- La acidez del papel: Se manifiesta cuando las hojas van adquiriendo un tono amarillento y café, lo cual se debe al uso de sustancias químicas, como el cloro, para el blanqueamiento del papel.
- Corrosión de tintas: Esto es el deterioro del papel o la desaparición de las tintas a causa de los elementos metálicos de la composición de las tintas utilizadas en los libros; por ejemplo, el sulfato de hierro.
- Errores en la encuadernación: Es común que algunos ejemplares se deshojen debido a un error en el zurcido de las hojas o un mal uso del pegamento en las páginas o las tapas de los libros.
¿Se pueden tomar medidas preventivas para evitar los factores internos?
Si bien los factores endógenos no dependen de nosotros, sí podemos contribuir a que el daño ocasionado por estos se presente en grados menores, o al menos que tarden más en presentarse. Para ello, tomemos en cuenta las siguientes recomendaciones:
Además de mantener una temperatura adecuada en el espacio donde se encuentre tu colección, es muy importante no exponer tus libros a cambios drásticos de temperatura ni a climas extremos.
También es importante que, durante las revisiones periódicas, verifiquemos que la encuadernación del libro se encuentre en buen estado. En caso de detectar algún desperfecto como páginas o incluso las tapas sueltas, lo recomendable es restaurar o intervenir el libro.
Por otro lado, es usual encontrar en algunos libros páginas que están unidas a la sioguiente por la parte superior; lo que se debe a un error en el proceso de hechura de los libros. Esto podría propiciar que, al momento de cortarla, rompiéramos las páginas; además, hay coleccionistas que consideran que un libro tiene más valor si se conservan unidas, ya que son consideradas como rarezas, por lo que también puede darse caso que este error sea considerado algo bueno.
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Al igual que cualquier bien material, resulta imposible mantener eternamente en estado óptimo los libros; sin embargo, sí es posible prolongar su buen estado y prevenir altos grados de deterioro.
Hasta ahora, ya conoces los factores externos e internos que ponen en riesgo el estado de nuestros libros, pero todavía falta que hablemos de dos tipos más: el factor humano y los siniestros o factores circunstanciales. No te pierdas mañana la tercera y última entrega de esta guía para cuidar tu biblioteca personal, en la que los abordaremos.
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