Centro de Documentación e Investigación Judío de México

Arturo, María y los poemas de un amor que trascendió en el tiempo

Por Luis Fernando Meneses

Para muchos el amor es fuente de inspiración y son incontables todas las piezas musicales, pinturas y escritos que se han creado en nombre de los sentimientos hacia un ser amado. Desde luego, entre los documentos que resguardamos en el archivo histórico del CDIJUM, en especial los que pertenecen a fondos particulares, encontramos testigos de amor entre parejas de novios o matrimonios, gracias a los cuales podemos conocer parte de su historia.

Y en esta ocasión precisamente queremos contarte sobre una historia de amor gracias a un documento del fondo “Familia Wolfowitz Cojuc”: un cuaderno con poesía escrita por María Mueza de Wolfowitz Z”L, esposa del Sr. Arturo Wolfowitz Z”L, un importante activista comunitario que dirigió el Comité Central Israelita de México (CCIM, por sus siglas; y ahora denominado Comité Central de la Comunidad Judía de México, CCCJM) en cuatro ocasiones.

Los albores del amor

Arturo Wolfowitz nació el 31 de julio de 1894 en Chelm (actualmente parte de Polonia), hogar que abandonó cuando era niño, junto a su hermano Max, en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida más favorables. Primero vivieron en Bélgica con su hermano Salomón, quien les enseñó el oficio de tallador de piedras preciosas. Hacia 1908 viajaron a Estados Unidos para establecerse allí, sin embargo, se trasladaron a México, donde pudieron echar raíces finalmente un año más tarde.

De acuerdo con la Sra. Ariel Wolfowitz de Cojuc (sobrina del Sr. Arturo e hija del Sr. Max), su padre viajó con su esposa y su hija Magdalena para vivir en España de 1917 hasta 1923, tiempo en el que probablemente hizo sociedad con un hombre llamado Ángel Fernández y, posteriormente, la familia se estableció en Francia. Como Arturo se había quedado en México, viajaba constantemente a Europa para visitar a sus hermanos y en algunas ocasiones también iba a España para reunirse con el sr. Fernández, quien precisamente le presentó a la Srita. María Mueza.

Una hipótesis sugiere que Arturo le propuso matrimonio a María en España, posteriormente viajaron a México y se casaron a mediados de los años 20, sin embargo, el año no se conoce con precisión. De esta manera, el primer poema del cuaderno se habría escrito antes de su boda, ya que está fechado el 26 de febrero de 1922, hace poco más de un siglo:

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Cuando el cariño es verdadero,

y se nos clava en el corazón

No existe raza para el que adora,

Para el que ama no hay religión

Solo ve en ello al que se quiere

Con toda el alma y con pasión

Pues al mirarte dicen mis ojos:

“Tú eres mi patria, tú eres mi amor”

26 de febrero de 1922, México D.F.

María no era judía de nacimiento, así que previo a su matrimonio se convirtió al Judaísmo para contraer nupcias. Por su parte, Arturo también integró aspectos de la vida de ella ya que, por ejemplo, frecuentaba el Centro Asturiano de México y otras agrupaciones españolas establecidas en nuestro país, lo cual deja ver la profunda conexión establecida entre ellos, al igual que el siguiente poema:

Tú naciste en Polonia

Y yo, en España

Cayeron nuestras almas en un crisol,

Y al fusionarse en una,

Yo me hice polaca

Y tú, español.

Qué importa lo que el mundo diga,

Si uno solo somos los dos;

Si al fundirse nuestras almas

Se forjó un solo corazón.

Una mitad el tuyo

Una mitad el mío,

Al unísono late

Para los dos.

19 de diciembre de 1936, México D.F.

En palabras de la Sra. Ariel, ellos “fueron una pareja ejemplar y vivieron enamorados toda la vida. Jamás hubo, de ninguno de ellos, algún comentario negativo en contra del otro”. Desde luego, esta afirmación es palpable a través de los 11 escritos que María escribió a lo largo de casi 40 años sobre el amor que sentía por su adorado esposo.

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Es probable que esta libreta fuera uno de los objetos de mayor importancia para María y soliera llevarla en los viajes que realizaba. Al respecto, hay un poema de 1937 escrito en Francia en el que habla de lo triste que se siente cuando no se encontraba con el Sr. Arturo:

Soledad

Qué sola me dejas

Oh, dulce amor mío

Cuando tú te alejas

El corazón mío

Se siente muy solo

No oye tu latido

Y cierro los ojos

Casi sin sentido

Para oír en las olas

El árbol y el río

Todas tus caricias

Oh dulce amor mío

19 de agosto de 1937, Francia

El arte, la poesía y el amor trascienden en el tiempo

En este punto desconocemos si la Sra. María llegó a escribir poemas en algún otro lugar que no fuera esta libreta, sin embargo, al menos aquí no escribió de forma periódica, ya que entre cada poema hay diferencias de varios años. De hecho, uno de los espacios más largos se encuentra entre el poema titulado “Todo en uno”, de 1944 y el año de 1958, en el que falleció el Sr. Arturo y María escribió las fechas y los lugares en los que nació y murió su esposo.

Posteriormente, María plasmó tres escritos más en los que evocó el recuerdo, la nostalgia y el vacío que sentía:

¿Qué es la vida?

Una flor,

Un beso,

Un pájaro

Un suspiro…

Tú y yo seremos eternamente

Es claro que en los años siguientes no dejó de extrañarlo e incluso visitó algunos de los sitios en los que estuvieron juntos, una experiencia que plasmó en el último poema en verso libre escrito en este cuaderno:

Desvarío

Viajé toda España

Fui a los sitios

Que estuve contigo

Pero qué distinto

Era todo aquello

Vacío en mi alma

Pensar en tu vida

Hablándote bajo,

Bajito al oído

Qué desilusión

No estabas conmigo

Yo creo que todo

Fue un desvarío

5 de diciembre de 1961

Tras la muerte de María, su cuerpo fue sepultado a un lado de la tumba del Sr. Arturo Wolfowitz en la primera sección del Panteón Israelita de México y años después, la Sra. Danielle Wolfowitz (hermana de la Sra. Ariel), decidió unir las dos tumbas agregando las líneas de uno de los poemas escritos en este diario, aunque en este punto, en el CDIJUM no conocemos cuáles fueron las líneas que eligió, aunque seguiremos investigando para tener certeza de ello. Lo que sí sabemos es que hoy todos los testigos documentales de su amor que resguardamos en la Casa de la Memoria Judía en México perdurarán para las generaciones futuras.

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