Por Luis Fernando Meneses
Sabemos que la situación por la que atravesamos a nivel mundial debido a la pandemia del covid-19 no ha sido sencilla, pero eso no significa que no podamos tener buenos días o reír un poco.
Y para muestra de ello, el pueblo judío. Y es que, pese las adversidades que ha tenido que superar a lo largo de su historia, se puede decir que es un pueblo que sabe reír, e incluso ha desarrollado un tipo de humor muy particular.
Tal vez te interesa ver una entrevista sobre humor judío con Sheerly Avni, realizada por Yael Weiss.
Al respecto del humor, Eliahu Toker y Marcelo Rudaeff (Rudy), en el prólogo de La felicidad no es todo en la vida y otros chistes judíos, comentan que el verdadero espíritu del humor judío radica en: “no burlarse de, sino reírnos con, abuelos y bisabuelos, amigos, hijos y nietos…”
Precisamente de dicho libro tomamos una pequeña selección de chistes y los compartimos contigo, con la finalidad de que tomes un descanso de tus preocupaciones, trabajo en la oficina o de cualquier labor que estés haciendo y rías un rato.
1
Abraham se va a hacer un traje a medida a lo de Moisés, el sastre.
-¿Cuándo va a estar listo mi traje, Moishe?
-Y… en unas tres semanas…
-¿Tres semanas para hacer un traje? ¡Dios hizo el mundo en una semana!
-¡Y así le salió!
2
Fisher comienza a contarle un chiste a su amigo:
-Cierta vez se encuentra Levín con Cohen…
-Siempre Levín y Cohen, siempre Levín y Cohen –lo interrumpe el amigo-. Me cansé. ¿Por qué los héroes de tus historias son siempre judíos y nunca, digamos, chinos, por ejemplo?
-Tienes razón. Precisamente conozco un cuento de chinos: Cierta vez se encuentra Shin Min con Lang Fu y lo invita al bar-mitzvá de su hijo…
Aquí puedes conocer una descripción rápida sobre el humor judío de Roberto Moldavsky.
3
Moishe va a consultar al rabino Iankl:
-Rabi, dígame por favor, estoy engripado y no tengo para pagarle al médico, ¿qué hago?
-Tómate un tecito de manzanilla.
Al tiempo, vuelve Moishe para agradecerle:
-Gracias, rab Iankl, su remedio me curó totalmente.
Y rab Iankl anota en su libreta: “El té de manzanilla cura la gripe”.
Pero a los pocos días viene nuevamente Moishe:
-Rab Iankl, quiero contarle que mi vecino Mendl se agarró una fortísima gripe, yo le hice tomar su remedio, el té de manzanilla, y sin embargo está cada vez peor…
Entonces rab Iankl corrige lo anotado en su libreta: “El té de manzanilla cura la gripe en el 50% de los casos”.
4
Jacobo, a una chica estudiante:
-Quisiera ser un libro, para estar siempre entre tus brazos.
Y ella:
-Bueno, pero mejor una agenda, así a fin de año te cambio por otro.
También te recomendamos leer “Abogado Defensor”, un cuento de Ephraim Kishon.
5
-Joven, yo quiero casar a mi hija –dijo el padre al pretendiente-, pero el que se la lleve va a necesitar mucho dinero.
-Señor –respondió el candidato-, usted está hablando con la persona justa. Nadie necesita tanto dinero como yo.
6
-Tus hijos tienen un aspecto muy saludable. Se ve que están mucho al aire libre.
-Sí. Cada vez que mi mujer y yo nos peleamos, los mandamos afuera.
7
En el teatro la mujer le dice a su marido:
-Mira a tu amigo Bernsterin, se lo pasa durmiendo durante toda la representación.
-¿Y para decirme eso tenías que despertarme?
8
Las señoras se encuentran a tomar el té y conversan de arte y literatura. Una de ellas dice que su marido es un fanático de los escritores rusos.
-¿Y cuál es su escritor preferido?
-Tolstoyevsky –responde con total seguridad.
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9
Dos amigos entran al tradicional Ratner’s del barrio judío de Nueva York.
-Yo quiero un té en vaso –dice uno.
-Yo también, pero por favor, ¡que el vaso esté limpio!
Al ratito vuelve el mozo:
-Aquí están los tés, ¿quién lo quería en un vaso limpio?
¿Cuál de estos chistes te gustó más?
Referencia: Toker, E., y Rudaeff, M., (2001), La felicidad no es todo en la vida y otros chistes judíos, Grijalbo, Buenos Aires.