Por Redacción
El 15 de julio de 1606 nació Rembrandt van Rijn, considerado el artista más importante de la historia de los Países Bajos que, por cierto, guardaba una relación muy estrecha con la población judía de Ámsterdam, ya que en 1630 llegó a vivir al barrio judío de esta ciudad. Además, estaba interesado en los temas bíblicos.
Probablemente, el artista neerlandés es el pintor no judío que más judíos o escenas judías retrató. De hecho, hay historiadores que estiman que un tercio de sus pinturas son sobre esta temática e incluso, era llamado “el pintor de los rabinos”.
Uno de los cuadros de temática judía más populares de Rembrandt es “La novia judía”, obra realizada entre 1665 y 1669, en sus últimos años de vida, en el que está plasmada una pareja de la que realmente no se conocen datos y cuya identidad es incierta, por lo que existen muchas teorías respecto a quienes podrían ser los personajes.
Al respecto, en la edición de septiembre-octubre de 1986 de la revista Tribuna Israelita apareció el texto “La pasión de Rembrandt Van Rijn”, de Frank B. Diamond, en el que el autor expone la relación del pintor neerlandés con los judíos de Ámsterdam, así como el contexto histórico de la ciudad y datos biográficos sobre el artista, en el que describe algunos detalles de cómo, cuándo y en qué contexto fue creada esta obra.
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Diamond ofrece la descripción de muchos de los elementos presentes en el cuadro, mencionando además las posibles teorías que refieren que podría tratarse de una pintura bíblica. A continuación reproducimos el fragmento del texto sobre “La Novia Judía”:
La pintura [“La Novia Judía”] la hizo durante un periodo difícil en la vida del artista. Después de haber gozado de años de éxito y felicidad extravagante al lado de Saskia, Rembrandt tuvo que enfrentarse a reveses devastadores.
Había gastado su dinero ilimitadamente en muebles, joyas y ropas, y se encontró profundamente endeudado. El artista especuló en la bolsa de Ámsterdam y perdió grandes sumas. Su amada Saskia murió después de perder tres hijos. Rembrandt tuvo que ir a la bancarrota, al verse incapacitado para pagar la hipoteca de su casa. La Corte le indicó que tenía que vender sus colecciones de pinturas. Todas sus propiedades y posesiones se vendieron en una subasta.
Pero a pesar de todas estas dificultades, Rembrandt siguió pintando y produciendo su grandiosa obra. La ternura que se hace presente en “La Novia Judía” refleja el optimismo de Rembrandt cuando se enfrentó a la adversidad, a la desilusión y a la muerte cercana. Esta pintura, es rica en colores dorados, el fondo contrasta calurosamente con las dos figuras paradas una junto a la otra en profunda meditación y amor.
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De seguro que son judíos sefaraditas. Sus facciones son delicadas; sus ropas ricas; sus joyas brillantes y preciosas. Su relación nos brinda un sentido de confianza, tan real como reales parecen las perlas de la novia.
Su amado le ha colocado su mano derecha sobre el pecho, precisamente encima del corazón. Ella cubre su mano con la suya propia. Su anillo de matrimonio está orgullosamente visible en su mano derecha. Usa aretes, perlas, pulseras y anillos. Su vestido es de un color rojo rosado, que hace juego con el color de sus cachetes (pómulos), su cara está plena de amor y confianza y nos la imaginamos mirando hacia el futuro con esperanza.
El novio se ve sensible y protector. Su rico traje tiene amplias mangas de oro que complementan el vestido de su compañera. Mira a su novia con amor y orgullo; es un hombre de dignidad. Algunos conocedores han concluido que “La Novia Judía” es una de las grandes pinturas bíblicas de Rembrandt y que la pareja es Isaac y Rebeca. Otros dicen que es Boaz y Ruth, pero todos los críticos concuerdan en que la pintura es una preciosa rareza de un brillo jamás igualado.
El amor era fuerza sustentadora en la vida de Rembrandt. Le permitió ver a la humanidad con ternura y profundo entendimiento.
Tanto el artículo completo como el número referido de Tribuna Israelita se pueden consultar en la hemeroteca del CDIJUM.
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Referencia: Diamond, F., (1986), “La pasión de Rembrandt Van Rijn”, Tribuna Israelita, México, p. 34.