Por José Carlos Guerrero García
Probablemente, si estás leyendo esto, seas una persona a la que le gusta adquirir libros, ya sea para leerlos o quizá por el gusto de coleccionarlos, por lo que también es probable que te guste cuidar de ellos y procurar conservarlos lo mejor posible.
Sin embargo, muchos de nosotros desconocemos cuáles son las medidas idóneas para preservar y proteger nuestras bibliotecas y colecciones particulares, lo que puede provocar el deterioro de nuestros libros. Pensando en ello, el bibliotecario del CDIJUM, Carlos Guerrero, compartió con nosotros una serie de consejos que pueden ayudarnos a que nuestros ejemplares se mantengan en buen estado.
En esta tercera y última parte te contaremos sobre el factor humano y los factores circunstanciales, el nivel de riesgo que estos representan para tus libros y, desde luego, algunos consejos que puedes considerar para mantener en buen estado tu colección.
Pero antes, si no has podido checarlas, te dejamos los enlaces para que cheques la primera y la segunda parte de esta guía para cuidar tu biblioteca.
¿A qué nos referimos al hablar del factor humano?
Se trata, básicamente, del modo en que usamos los libros, lo que, desde luego, contribuye a su deterioro. De hecho, incluso se puede decir que éste es el mayor agente de destrucción de los libros.
Si bien el principal factor de riesgo es la manipulación inadecuada de los libros, también pueden contribuir el mal almacenamiento, los traslados que hagamos de nuestra colección, y la mutilación, entre otros. Esto deriva en deformaciones, roturas, manchas y otro tipo de daños.
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¿Qué son los factores circunstanciales?
También puede darse el caso de sucesos fortuitos como incendios, inundaciones o incluso terremotos. Este tipo de factores son también llamados siniestros o factores circunstanciales.
Desde luego, los siniestros representan un enorme riesgo para nuestros bienes materiales, incluidos nuestros libros. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en situaciones de este tipo, nuestra integridad física es lo más importante.
¿Qué podemos hacer para prevenir o mitigar el impacto del factor humano y los factores circunstanciales?
A diferencia de los factores internos, de los que te hablamos en la segunda parte de esta guía y cuyos estragos no dependían de nosotros, en los factores humanos sí hay mucho que podemos hacer para no contribuir en el deterioro de nuestros libros.
En cuanto a los siniestros, también hay una serie de medidas preventivas que podemos llevar a cabo para que el sitio en el que almacenemos nuestros libros sea seguro para ellos… y para nosotros.
Las medidas que te recomendamos tener en cuenta son:
- Evitar el uso de lápices, plumas o cualquier tipo de marcador para subrayar o marcar el libro. En su lugar te sugerimos utilizar una libreta de notas.
- En caso de querer identificar una hoja o capítulo, puedes doblar la esquina de las hojas y así evitar usar separadores metálicos. Utilizar separadores de papel o cartón es una gran opción.
- Para evitar generar manchas en los libros, evita ingerir alimentos durante el tiempo de lectura. También evita fumar, para evitar manchas por la ceniza o el humo o incluso quemaduras.
- No es recomendable encimar libros o amontonarlos en los libreros, ya que eso puede causar deformaciones en las tapas o lomos.
- Al momento de sacar los libros de los estantes, lo ideal es no tomarlos de la cabeza o parte superior, para evitar romperlos.
- El uso de transportadores de libros (como cajas diseñadas para tal fin), es muy útil si llevas libros en tu mochila, bolso, maletín, etc; esto, para protegerlos de golpes, caídas o dobleces durante los trayectos.
- En cuanto a los factores circunstanciales, te sugerimos almacenar tu biblioteca en una planta baja, debido a que en sismos o terremotos, si están en pisos superiores, pueden ser un factor de riesgo importante debido al peso.
- De igual manera es vital mantener los libreros lejos de puertas o salidas para que no se dificulte la evacuación en caso de una emergencia.
- También debemos cuidar que los libros estén lejos de zonas de conexiones eléctricas, instalaciones de gas o tuberías de agua, para evitar que incendios o inundaciones pongan en riesgo tu patrimonio documental.
- Finalmente, te sugerimos que no almacenes tus libros en sótanos o semisótanos, ya que en temporada de lluvias o lugares con poca ventilación, estas zonas guardan mucha humedad.
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Es muy importante destacar que si bien un libro no puede perdurar para siempre, sí podemos contribuir a prolongar la vida y el buen estado de nuestros ejemplares. ¿Cómo? Siguiendo los consejos de esta guía.
¿Qué puedo hacer si no cuento con las condiciones necesarias para almacenar libros?
Un último consejo: en caso de que lo consideres pertinente, puedes donar tus libros a otras personas e incluso instituciones si consideras que se les puede dar una mejor conservación o que el espacio destinado en tu casa para tu biblioteca es insuficiente para la cantidad de ejemplares que puedas tener.
Actualmente, existen muchas instituciones que reciben donativos de libros u otros documentos a los que puedes acudir. Por supuesto, en el CDIJUM aceptamos los libros de temática o autor judío para preservar su conservación y para procurar su fácil acceso al público.
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