Por Francisco Javier Acosta Martínez
Golda Meir, mujer emblemática en la historia de Israel, ocupó el cargo de primer ministro desde febrero de 1969, siendo la primera mujer en este puesto tan alto en Israel. Desde su llegada al poder, se enfrentó a una serie de retos y problemas que tuvo que solucionar a su manera.
La lucha en contra del terrorismo hizo significativa la advertencia en contra de cualquier organización que atentara en contra de Israel o sus ciudadanos. Luego del ataque en contra de atletas israelíes en la masacre de Múnich y el secuestro del avión ‘Sabena’, se implementó la operación ‘La Cólera de Dios’, gracias a la cual se dio con los responsables y se eliminó a los terroristas que habían asesinado a los deportistas en 1972.
Asimismo, la Guerra de Yom Kippur (1973) fue otro ejemplo de los retos que asumió Golda Meir. Dicho conflicto tuvo como consecuencia la hegemonía del ejército israelí ante sus vecinos de Medio Oriente. Sin embargo, en 1974 realizó un discurso de reconciliación, dando oportunidad a que llegara la paz en aquella región.
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Con relación a Egipto, Golda Meir había dicho que sólo el tiempo diría si esta nación había entablado la paz de buena manera o si traicionaría el pacto que había alcanzado la primer ministro. Así lo público el periódico Prensa Israelita el 3 de febrero de 1974. Por otra parte, Meir anunció que Anwar el-Sadat tenía la intención de solucionar los problemas internos de su país.
El 17 de febrero Meir anunció: “Israel no se quedará en Siria”. En este discurso, la intención era devolver los territorios ocupados por el ejército israelí, siempre y cuando existiera un nuevo pacto de paz, además de aplicar las normas de la Convención de Génova, que solicitaba que se diera a conocer el número de prisioneros que tenía Siria y que estos fueran visitados por la Cruz Roja.
Golda Meir siempre estuvo en busca de negociar por los prisioneros israelíes, lo que ocasionó un gran desgaste para su persona, ante los intentos de negociar la paz y ver por todos los que se encontraban en forma de prisioneros, lo que le valió el título de ‘idishe mame’ (mamá judía).
A Golda también le tocó vivir la presión de la posesión del territorio de los Altos del Golán, ocupados desde la Guerra de los Seis Días. La propuesta fue hecha por Henry Kissinger, comisionado de los Estados Unidos, durante las negociaciones de paz.
En abril de 1974, la guerra del Yom Kippur empezó a cobrar factura: el jefe de Estado David Eleazar había renunciado y 15 oficiales israelíes fueron acusados del gran número de bajas que habían sucedido en octubre de 1973.
El editorial de Prensa Israelita agregó que a pesar de que Moshe Dayán y Golda Meir no fueron acusados de culpables por las bajas en la guerra, los partidos políticos de Israel harían uso de este tipo de eventos para lograr llegar al poder en los siguientes años.
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Por otro lado, Golda Meir encabezó un comité sobre conversiones. Jaim Zadok, Victor Shemtov y Gideón Hausner habían iniciado el estudio de “quién es judío” para dar una solución a las conversiones que se daban en gran número en Israel y lograr legislar dicha situación.
Una semana después de estos eventos, Golda Meir presentó su renuncia, idea que había considerado desde marzo del mismo año:
“Yo estaba empezando a sentir los efectos físicos y psicológicos de los últimos meses. Me hallaba mortalmente cansada…” Mi Vida, p. 503.
Finalmente dijo que 5 años eran suficientes, aunque siguió al frente del país en la transición del poder, siendo sustituida en el puesto por Yithzak Rabin.
El 28 de abril de 1974 apareció en primera plana, durante la celebración de Yom Hatzamaut, un mensaje de Golda Meir dirigido a las comunidades judías del mundo, en el que revalidaba a los judíos que se encuentran en otros países:
“Ustedes, nuestros hermanos judíos, son componente de nuestra fuerza así como Israel es factor en inmutabilidad espiritual judía universal. Con el apoyo que nos prestan, con su solidaridad y comprensión han ayudado a construir Israel, a revivir sus tierras desoladas, a absorber inmigrantes refugiados, a edificar escuelas y universidades, a expandir su economía y promover el adelanto de su ciencia.”
Y así, Golda Meir dejo un gran legado en la historia de Israel y será recordada como una mujer a la que siempre se le dedicarán muchas letras.
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