Transcripción por Beatriz Rivera Hernández
En la edición del 3 de abril de 1981 del periódico Prensa Israelita encontramos un artículo titulado “Rockstars judíos”, en el que se habla en torno a la relación de distintas estrellas de rock and roll con su identidad judía. El fragmento que te compartimos esta semana habla en torno de Leonard Cohen y Simon & Garfunkel, abordando temas como sus vidas privadas, carreras musicales y la relación de estos con su herencia judía.
No olvides que la próxima semana publicaremos la cuarta y última entrega y, por si te las perdiste, aquí puedes leer la primera y segunda parte de este especial.
Si Dylan no hubiera surgido es poco probable que Leonard Cohen y Garfunkel hubieran resultado el éxito que son. Y junto al genio astringente de Dylan estos cantantes parecen estar al borde de lo sentimental. Aunque sí tienen un individualismo menor y en el caso de Leonard Cohen es altamente pintoresco por el hecho de ser judío. Leonard Cohen es un hombre culto de una familia acaudalada y establecida en Montreal. Su padre murió cuando tenía nueve años de edad, dejándolo para enfrentarse con la clásica posesiva madre judía. Cohen tuvo la oportunidad de entrar al negocio del vestido de la familia, pero lo rechazó en aras de ser un poeta ambulante (aunque como poeta le va mejor que al poeta promedio con una herencia asegurada de 750 dólares al año que pone mantequilla al pan).
En su novela autobiográfica “The Favourite Game” (el juego favorito) Cohen describe sus intensos sentimientos de alienación como hombre joven. Era un proscrito por partida doble: un judío en un medio gentil de clase media y un poeta en un mundo judío materialista. Cohen rechazó las trampas formales del judaísmo a una edad temprana, pero sigue teniendo conciencia intensa de la herencia judía. El jasidismo y los escritos místicos también le significan mucho.
Más sobre Leonard Cohen: te contamos sobre su vida y obra en una cápsula disponible en nuestro canal de YouTube
Cohen tiene algo de un rebelde convencional. Después de abandonar Canadá se cambió a Grecia para llevar una existencia más bohemia. Todavía viaja mucho y en su tiempo libre se deja llevar por cualquier experiencia espiritual, que incluye tomar drogas y una intensa relación con mujeres. Los discos de Leonard Cohen han sido inmensamente populares. Canta en un curioso estilo deslustrado de amor y soledad acompañándose con una guitarra (que de hecho toca en forma experta). Cree que todo lo que haya hecho viene de una sola fuente, la intensidad de su sufrimiento.
Paul Simon y Art Garfunkel, dos muchachos judíos de Nueva York, empezaron a hacerse notar a mediados de los sesentas. Moldeados por el modelo Dylan, tocan un tipo de música más gentil, más suave. Primero la emprendieron con una sucesión de lamentos adolescentes, “Homeward Bourid”, “Sounds of Silence” y “I am a Rock”, todos eran tan melódicos como melancólicos. También añadieron a su reputación como poetas de agonías adolescentes al proveer el tema de la música de la película “El Graduado”, que hizo un estudio del rechazo por un joven del materialismo burgués americano. Desde entonces han estado asociados con esos valores.
Se les ha adjudicado todo tipo de títulos por extravagantes como ‘los más grandes escritores de canciones desde Schubert’ o ‘los poetas de la joven generación’. Y, ciertamente su asombroso éxito debe indicar su habilidad para expresar y recoger los sentimientos y actitudes de la mayoría joven. Su último LP “Bridge Over Troubled Waters” con su respaldo de 101 violines fue un éxito sin precedente.
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Cambiando con los tiempos Simon and Garfunkel han cambiado su estilo. Ya no cantan la soledad del adolescente, sino de experiencias espirituales. Pero, poco es lo que demuestra que ellos tienen algo de judíos.*
Continuará…
*Este artículo que fue traducido por Sara Krongold, entonces la Directora General del periódico Prensa Israelita. Cabe destacar que se mantuvo en su mayoría la redacción original del texto.
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